El ser
humano es capaz de hacer cosas maravillosas, aunque de vez en cuando se
equivoca. Nos empeñamos en ganar terreno al campo para dar protagonismo al
ladrillo y al hormigón.
La
ciudad se expande creciendo en todas las direcciones, la tierra se convierte en
arena, los pastos en solares y las praderas en grandes superficies comerciales.
A veces la naturaleza se rebela, brotando a través del pavimento para ir
recuperando poco a poco su superficie.
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